Muchos discursos se han escrito sobre la innovación, y más concretamente sobre la innovación social, como un concepto ligado a la figura de los emprendedores sociales. Éstos son empresarios y empresarias que en una carencia de la sociedad encuentran una oportunidad, que convierten en una herramienta e idea de negocio, que permite crear valor para los distintos grupos de interés.

 

Uno de estos ejemplos de empresas sociales es ILUNION, un proyecto que nace de las personas para las personas; una iniciativa en la que se hace realidad la rentabilidad económica que buscan las empresas ordinarias, y la rentabilidad social. Desde hace un cuarto de siglo que en la ONCE y su Fundación, y quienes la conformamos, venimos buscando estas oportunidades con el objetivo de mejorar la calidad de vida y la inclusión social de las personas con discapacidad.

 

La innovación social se puede confundir con avances o mejoras tecnológicas con un enfoque social. Pero la innovación no significa tecnología. De acuerdo con la Real Academia Española, innovación es la “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”, e innovar es “mudar o alterar algo, introduciendo novedades”.

 

A través del impulso de la innovación social tratamos de ser una palanca de cambio que haga de nuestro entorno una sociedad más inclusiva y justa para las personas con discapacidad y sus familias. 

 

Pero para conseguir esta nueva sociedad se necesita de la participación de todas las personas. La innovación social no sólo debe partir de las organizaciones y entidades sociales, sino que debe integrarse también en los procesos de innovación de cualquier tipo de organización, impulsando el intraemprendimiento social. Aunque, este tipo de figura puede ser asumida por cualquiera de los componentes de las entidades, sí que tiene que ser impulsada por la alta dirección.

 

Desde ONCE y su Fundación, promovemos la innovación a través de iniciativas como los Premios Discapnet a las Tecnologías Accesibles, con los que buscamos que los ecosistemas de las nuevas tecnologías tengan presentes el diseño para todos, de manera que ninguna persona quede excluida en estos entornos cada vez más tecnológicos; o el Premio Europeo sobre Emprendimiento Social y Discapacidad, impulsado por la Red Europea RSE+D que está liderada por Fundación ONCE en alianza con el Fondo Social Europeo, cuya segunda edición se ha fallado recientemente, y con el que queremos poner en valor las iniciativas de emprendimiento social que bien sean puestos en marcha por personas con discapacidad, o cuyos beneficiarios sean las personas con discapacidad.